JFK "Un adultero americano"

Sé que no somos perfectos.
Quien soy yo para juzgar a nadie.
Somos nosotros los que los hacemos dioses. Nosotros los subimos a lo más alto, y luego queremos que se comporten como deidades a imitar, pero son simples mortales.
Este hombre me cae fatal. Me cae fatal, pero hubo un tiempo en que me fascinó.
Y lo encumbré como una adolescente fascinada por una estrella de rock.
Pero este hombre fue un hombre con sus defectos y virtudes.
Era carismático, magnético, eléctrico. Su hemisferio derecho se mantenía ocupado con la crisis de los misiles y el hemisferio izquierdo no le perdía ojo a cualquier funcionaria guapa a la que pudiera hincar el diente.
Dicen que tenía el síndrome de abstinencia sexual. Una vez le comento al Primer Ministro ingles que si estaba tres días sin una mujer, tenía unos terribles dolores de cabeza. A lo que Harold McMillan le contestó que a él le dolería la cabeza si estuviera tres días con una mujer.
JFK tenía fama de mujeriego desde la universidad, y su llegada al poder no hizo más que consagrarla.
Me cae fatal. Y me cae fatal porque Jackie también me caía muy bien.
Pero esa... también será otra historia.

 

El destino la tenía un triste final reservado

 "Es lo que consuela a la primera dama, que él muriera en los brazos de la única mujer a la que amaba" Jed Mercurio, escritor y médico. 

Un adúltero americano (Editorial Anagrama).