Cuando pienso que esto tiene un final

A menudo pienso en el final.
El final de algo bonito. O el final de algo que simplemente es nuestro, ni bonito ni no bonito, nuestro.

Otras, pienso que no, que yo no creo en finales. Creo que todo esto continua, de otra manera. Creo en nuevas aventuras, en nuevos viajes, en nuevos mundos.

Algunos finales son solo comienzos. Algunos finales son un mirar atrás sabiendo que se volverá. Algunos finales son necesarios porque el agua estancada no puede estar. Otros te hacen daño y te hacen llorar, porque no quiere, alguna parte o las dos, que llegue el final.

Cuando acabas un libro es horrible, te deja un vacio horroroso. No crees que nadie pueda llenar ese espacio que deja. Algunas veces es así, no lo consigue ningún otro.

 

He leido batallas tan crueles donde la muerte era lo mejor que podía pasar, he dado varias veces la vuelta al mundo, he conocido paraisos donde nunca nadie había estado jamás... he viajado a galaxias donde nunca nadie más llegará.

He amado tan profundamente que leía con las yemas de mis dedos y con los ojos cerrados.

 

 

 

Y aún habiendo sido testigo de todos esos mundos, de todas esas vidas, aún con esas, siempre lloro cuando un libro llega a su final.

 

Pero tranquilos, el de este no es el final.