Marina Abramovic

Marina Abramovic es una artista del performance art o arte en vivo.
La gusta jugar con los límites de la relación entre el público y el artista.
Como ejemplo el célebre performance de Nápoles, en la que los espectadores dispusieron de una serie de artefactos (que incluían una pistola con una bala, un mechero o un cuchillo entre otras cositas) para usar contra el cuerpo desnudo de la artista.

Mantuvo una relación con otro artista de performance, Ulay. Juntos idearon Death self (La muerte misma), en la cual ambos unían sus labios e inspiraban el aire expelido por el otro hasta agotar todo el oxígeno disponible. Exactamente 17 minutos después del inicio de la performance ambos cayeron al piso inconscientes, ya que sus pulmones se llenaron de dióxido de carbono. Esta pieza exploró la idea de la habilidad del individuo de absorber la vida de otra persona, cambiándola y destruyéndola.

En 1988, después de varios años de tensa relación, Abramović y Ulay decidieron hacer un viaje que daría fin a su relación. Ambos caminarían por la Gran Muralla China, comenzando cada uno por los extremos opuestos y encontrándose en el centro. Ese sería el momento del adios, del fin.

Bien... hasta aquí una introducción de Marina y su trabajo.

Pero lo que quiero enseñaros hoy es una performance que en 2010 realizó en el MoMa en donde la artista pasó 716 horas y media sentada inmóvil frente a una mesa y donde los espectadores eran invitados por turno a sentarse frente a la artista y a compartir su presencia.
La performance consistía en mirarse a los ojos. Personalmente me parece algo tremendo... comunicarse con su público con la mirada... algunos lloraban, otros reian... mirar, mirar...

 

 

 

Pero quiero que veáis quien se sentó frente a ella.

Ella no lo esperaba.

Esto es arte.

Hoy os enseño parte de la obra de Marina.

 

 

"Después de cuarenta años siguen pensando que eres una loca y que deberías ser encerrada en un manicomio inmediatamente. Cuesta mucho que te tomen en serio".

Marina Abramovic