Mi soledad y yo.

He llegado aquí como podía haber llegado a otro sitio.
Hay días que no es que necesite mi espacio, no. Necesito estar sola, en soledad, que es distinto a necesitar espacio.
Hay días en los que no soporto a la gente que me rodea.
No les he dirigido ni la palabra. No tengo nada que decirles y ni me apetece intentarlo.
Estoy en modo rainman, para que nos entendamos.

No me ha ocurrido nada, nadie me ha hecho nada ni hay un sentido para esto.
Simplemente me he ido metiendo en mi, dentro, muy adentro. Por sitios por los que sabía que se llegaba aquí, otros por los que no había ido antes, algunos oscuros, en otros había hasta eco, y... ahora estoy, en una solitaria inmensidad en la que me siento super a gusto.

Sitios en los que todos hemos estado alguna vez.
Me siento a gusto. No creo que dirija la palabra a nadie al menos hasta la hora de comer y porque me veré obligada. Y porque no tengo una manta si no hasta me tapo la cabeza.

 

 

 

 

¡Hoy no has dicho nada en todo el día!

Con lo que eres tú...

 

Bueno, pues si no he dicho nada es por algo

Déjame en paz.